La Nación

Propuestas de calidad cerraron el encuentro de músicos

ROSARIO.- Si el Encuentro de Músicos Argentina en Rosario sirve -como dicen sus organizadores- de puente entre la renovación folklórica de los sesenta y el trabajo de las nuevas generaciones, ¿quién mejor que un brujo de la música popular, que surgió en aquellos años y que sigue dando que hablar en la actualidad, para cerrar los conciertos de 2009? ¿Ya adivinó? Claro, con su actuación en el auditorio del parque España de esta ciudad, Chango Farías Gómez fue el encargado de ponerle el broche a la sexta edición del encuentro. El "Chango" habló mucho, se dispersó otro tanto, pero también dejó buena música en singulares versiones, como es su costumbre. En definitiva, hizo de las suyas.

Un rato antes había estado sobre ese escenario Laura Albarracín, con su voz intensa y un repertorio por momentos un poco transitado, pero siempre bello y con melodías que se quedaban flotando en la sala y prendían por contagio. La música contagia y hasta, a veces, cura o alivia dolores del cuerpo o el alma. Había que ver a Rodolfo Sánchez, que vino como parte de la banda de Laura. Este músico, que supo marcar un estilo en la manera de tocar la percusión en el folklore argentino, atravesó serios problemas de salud. Sin embargo, estaba ahí y había que sentir esa energía que lo inundaba y que transmitía al golpe en el legüero al momento de temas como "La jardinera", de Violeta Parra.

En el auditorio también estuvo el quinteto vocal Albahaca, con muy buenas versiones de temas de Jorge Fandermole. El dúo Aguaí dedicó su repertorio a los pájaros y a rogativas de la cultura guaranítica. El cantautor Alberto Suárez destiló humor e ironía en sus descripciones y relatos. Y el tucumano Topo Encinar, al frente de su magnífica banda, llegó para contar sus historias a veces de tono social y otras con situaciones cotidianas.

La noche anterior también tuvo una gran variedad de propuestas. Además del cierre, a cargo del Dúo Salteño con su tan particular tesitura, hubo propuestas de gran calidad y diversidad. Primero esa solista inquieta y talentosa que es la cordobesa Paola Bernal, actualmente en un proyecto donde su voz se contrasta con la guitarra eléctrica de Titi Rivarola. Luego un dúo, Harreguy-Alarcón, que tiene un interesante camino por recorrer todavía y que ya muestra una estética para profundizar. La elección de repertorio será fundamental en este trabajo. Más tarde, el chamamé con el ajustadísimo trío del acordeonista Javier Colli y después la emotiva interpretación que hacen a dos guitarras Víctor Rodríguez y Osvaldo Muñoz sobre las obras originalmente para piano del compositor Remo Pignoni. Es notable la humildad, el respeto y la emoción como abordan un repertorio que, seguramente, Pignoni creó con esa misma humildad, sin giros virtuosistas, y con un sobrio tono criollo de singular belleza. Así se completaron dos magníficas noches de este encuentro rosarino, con música de todo el país.